Vol. 3, Núm. 6, 2017
El propósito general de la revista es reflexionar y ofrecer posibles alternativas en torno a los temas que resultan más relevantes y apremiantes de atender en el entorno educativo.
Para la elaboración de este número se pusieron a consideración 9 temas, 1) La violencia en la familia: efectos psicológicos del maltrato, 2) Los trastornos del apego en la edad temprana (infancia 2 a 4 años), 3) Los efectos del autoritarismo y la permisividad, 4) La violencia en la escuela, 5) Los factores asociados a la escuela de calidad, 6) La televisión en la construcción de la identidad, 7) Las repercusiones del uso y abuso de Internet en la identidad, 8) La planeación de una intervención frente a la deserción escolar, y 9) La planeación de una intervención frente al abuso de drogas y el alcohol.
Se sometieron las temáticas a la consideración de un grupo de participantes integrado por 40 estudiantes universitarios y cada uno expresó de manera jerarquizada sus preferencias para trabajar los temas propuestos; de manera de apreciar cuáles eran los temas que suscitaban mayor interés.
Con base a las preferencias expresadas, se escogieron tres temas como los que resultaban ser de mayor interés para los integrantes del grupo. Los temas seleccionados fueron: La violencia en la familia: efectos psicológicos del maltrato, La televisión en la construcción de la identidad, y Las repercusiones del uso y abuso de Internet en la identidad. Es interesante observar que las problemáticas que mayor interés despertaron fuera la violencia familiar y por otro lado los efectos que generar los recursos de comunicación electrónica.
Finalmente se hicieron algunos ajustes en la forma de referir los temas seleccionados y se definieron dos temas, en el primero se fusionaron dos problemáticas que eran cercanas y quedó definido el tema como: Los medios de comunicación en la construcción de la identidad. El otro tema se expresó como: Violencia en la familia: efectos psicológicos del maltrato.
Posteriormente se constituyeron 11 equipos de trabajo con tres a cuatro integrantes, cada uno de ellos seleccionó uno de los dos temas elegidos, definiendo una problemática específica dentro del tema para hacer un estudio de campo.
De este modo se elaboraron 11 artículos de investigación bajo un procedimiento de trabajo en el que se elaboró la presentación de la problemática en general y en lo específico al tema seleccionado, se definió un marco teórico conceptual indicando las causas de la problemática, se formuló la metodología para la obtención de datos, el análisis de los resultados y la propuesta para la solución del caso específico, resaltando las aportaciones que el trabajo ofrece, la discusión de los puntos polémicos observados, se definió un título, se elaboró un resumen que fue traducido en un abstract, se seleccionaron palabras clave descriptivas, se desarrolló una conclusión, finalizando con un reporte de las referencias bibliográficas utilizadas.
Estos 11 trabajos fueron expuestos uno por uno en un Coloquio, cada artículo fue valorado por todos los integrantes del grupo compuesto por 43 personas (3 profesores), a partir de rúbricas en que se especificaban los puntos y criterios a evaluar bajo una escala en cuatro grados de valoración tipo Likert. Con base a la evaluación del grupo y las previamente realizadas por los equipos de trabajo, se estimó que tres de los artículos no reunían los criterios de calidad exigidos, por lo que fueron excluidos de la publicación, quedando así 8 trabajos que son los que integran el presente número.
Los medios de comunicación en la construcción de la identidad
De origen se tenían definidos dos planteamientos: La televisión en la construcción de la identidad, y Las repercusiones del uso y abuso de Internet en la identidad. En los dos casos se plantea un mismo fin, trabajar la modelación de la identidad analizando los efectos que pueden generar ya sea la televisión o internet.
De aquí que, dado que ambos temas despertaban interés, y la separación de la televisión e el internet cada vez está más diluida, se consideró que era más inclusivo ver las influencias que pueden generar los medios de comunicación, considerando la televisión e internet en la conformación de identidades.
La identidad es un concepto de gran relevancia en la psicología. Se puede afirmar que todas las personas son diferentes, desde los rasgos físicos que tienen y que son únicos, que las tipifican como individuos; de igual manera son diversos y únicos los gustos, intereses, actitudes, maneras de reaccionar y expresarse, haciendo a las personas singulares. El conjunto de todas estas propiedades son lo que le otorgan una identidad propia a cada persona, lo que también ha sido referido en la psicología como una personalidad.
La identidad no es algo heredado, inamovible; las experiencias, los aprendizajes, van modificando la manera de ser de las personas. Las primeras fases de la identificación de la identidad van formándose desde la infancia temprana, cuando el niño se reconoce como una identidad que tiene una naturaleza propia, reconoce el “yo”, y aprecia que este “yo” tiene diversas propiedades, algunas son compartidas con otros y otras le son propias. El ir reconociendo las distintas propiedades que lo singularizan da lugar al “autoconcepto” de su propio “yo” que le confiere identidad.
Muchas propiedades son identitarias, como la afiliación familiar, al barrio, ciudad o país, pueden otorgar definición e identidad. Hay muchos rasgos identitarios que vienen de la sociedad, como el lenguaje, la forma de alimentarse y vestir, los valores, las tradiciones. Todas estas características son propiedades de la cultura y las personas pueden asumir su identificación con estas características y sentir su sentido de pertenencia, como podría ser la mexicanidad.
Pero la identificación con la familia, el barrio o país no son una propiedad intrínseca de pertenencia, no es por haber nacido en una familia, barrio o país que la persona debe sentirse parte de, se puede sentir ajeno, no identificarse como miembro de esa comunidad, de sus valores y costumbres, incluso las puede despreciar o repudiar y sentirse ajeno o adverso, sentir no ser parte de, negar tener esas propiedades identitarias su persona.
La identidad es un proceso de “auto-concepto”, de conformación en el que se reconocen las propiedades constituyentes de la persona, la aceptación y definición de una identidad propia aceptada o rechazada con base en la autoestima. Una persona puede no apreciar características que reconoce la definen, que, aunque no le gusten, acepta que son parte constitutiva de su persona; por ejemplo, la obesidad, puede no gustarle, pero acepta tener un sobre peso, que desdeñar y lamenta, pero acepta que es parte de las características de su persona.
Al constituirse la identidad por una multiplicidad de características que particularizan al individuo, se reconoce que las identidades son múltiples, hay diversos rasgos que tipifican a las personas y estos pueden mutar. Hay prototipos que responden a modelos de comportamiento que definen diversas identidades, evocan maneras de ser y actitudes, las cuales tienen componentes afectivos, cognoscitivos y conductuales. Por ejemplo, la identidad de género.
Las personas pueden nacer con una definición sexual y vivir una identificación de género opuesta, tomar actitudes y comportamientos prototípicos habituales del otro sexo.
Estos prototipos asociados a diferentes personalidades pueden ser modelados o modificados por los diversos medios de comunicación, en tanto forman modelos prototípicos. El concepto de belleza que manejan los medios de comunicación es definido y promovido por ellos mismos, y crean un imaginario aspiracional donde muchas personas tratan de remedar y así identificarse.
La figura esbelta de las modelos de cine ha promovido comportamientos patológicos como la anorexia y la bulimia, donde las personas recurren a laxantes, ejercicio físico excesivo, o incluso al vómito, en su afán de lograr la figura de los modelos que admiran y quieren ser.
Los medios de comunicación influyen en las transformaciones culturales, como puede ser el ejercicio de la sexualidad. En algunas culturas, como en Japón, el beso oral era visto a principios del siglo pasado como un acto indebido, incluso repugnante, lo cual ha cambiado y ahora es aceptado y practicado. Entre los factores que se considera han provocado este cambio cultura, se adjudica a la influencia de la cinematografía hollywoodense, que fue una de las primeras industrias de la comunicación masiva que utilizara este tipo de manifestaciones en la relación de pareja.
Los medios de comunicación ejercen una influencia en la búsqueda y construcción de un proyecto de identidades múltiples diferenciadas; de identidades vocacionales, donde se construye la inclinación o interés que una persona desarrolla para construir un plan de vida en torno a un determinado tipo de trabajo y forma de ser.
En este número de la revista 6 grupos trabajaron diversos aspectos sobre los medios y la construcción de la identidad.
Enrique Fuentes, Laura Hernández y César Ramos realizaron un trabajo que titularon: Percepción de universitarios sobre los estereotipos sociales en los medios de comunicación. En su estudio exploraron la percepción de 30 estudiantes universitarios sobre estereotipos sociales que son propagados en los medios de comunicación.
En otro artículo elaborado por Mitzi Soria, Ana Tamariz y Karla Villagómez, titulado La construcción de la identidad de género a través de estereotipos televisivos, utilizando la propuesta de Harwood, aplicaron el Cuestionario de Hábitos Televisivos (CH-TV.01) y observaron las respuestas que tenían estudiantes entre 15 y 18 años de edad, para valorar la influencia de los medios con base en la proyección de personajes en tanto llegan a la construcción de elementos de identidad, dadas las atribuciones o características que tipifican a dichos personajes.
Adriana López, Carlos Pérez, Brian Ramírez y Sabrina Ramírez realizaron un estudio al que titularon La influencia de la televisión en las conductas agresivas de los adolescentes. Se asume en el artículo que los contenidos de expresiones violentas que se ven por televisión pueden promover comportamientos agresivos. Para ello se realizó una entrevista semiestructurada a cuatro adolescentes, no pudiéndose determinar que adoptaran estereotipos de conductas agresivas.
Otro grupo formado por Gerardo Fierro, Gloria González, Nestor Piña y Viridiana Ramírez titularon su trabajo: El consumo televisivo como factor en la construcción de género en adolescentes. Aplicaron a un grupo de adolescentes el Cuestionario sobre hábitos de consumo televisivo y preferencia en la elección de la programación. Concluyen que ciertamente la programación televisiva ejerce una influencia en la formación de la identidad.
Salma Morales y Karla Rodríguez titularon a su trabajo La televisión y la Internet en la construcción de identidad. Para este estudio aplicaron a un grupo de 26 estudiantes de secundaria el Cuestionario de Hábitos Televisivos (CH-TV.01), la Escala de Dominios de Valores (VAL-TV.01) y el Test de Adicción a Internet (IAT). Encontraron que tanto la televisión como el internet son elementos mediadores que impactan en la construcción de la identidad de los adolescentes.
Finalmente, dentro de este apartado, se presenta el artículo titulado: Efectos del uso excesivo de la Internet en jóvenes universitarios, elaborado por Pedro Domínguez, Héctor González y Hugo Ramírez. Aplicaron a 4 estudiantes universitarios, dos hombres y dos mujeres, la prueba de adicción de Young e hicieron una entrevista semiestructurada, observando que todos muestran un comportamiento adictivo al uso de internet, con efectos tanto positivos como negativos.
Violencia en la familia: efectos psicológicos del maltrato
El segundo apartado de la revista se presentan dos artículos en torno a la violencia en el ámbito familiar. La violencia es uno de los problemas de mayor preocupación en el mundo, la que se expresa de muy diversas maneras y en muy distintos contextos, llega a niveles extremos, como los actos terroristas donde personas en reuniones multitudinarias son atropelladas o asesinadas por disparos de ametralladora causando verdaderas masacres. Las tasas de mortalidad por homicidio es un índice muy revelador de esta problemática que tanto preocupa, y no sólo porque el número de homicidios es muy alto (más de 44 mil al año, en México), sino porque este índice sigue creciendo de manera constante.
La violencia tiene también otras manifestaciones que, aunque no son tan graves como el homicidio, no dejan de ser muy preocupantes, como las agresiones físicas o verbales, los insultos, el abuzo, las amenazas, la extorsión, la explotación, el robo; las cuales también están en constante aumento y constituyen en muchos casos el origen de la violencia extrema que termina en el homicidio.
Otro aspecto de la violencia muy preocupante es que ésta se va tornando en formas culturales de vida. Su ejercicio cotidiano se vuelve hábito de vida, los cuales predispone a la delincuencia, en tanto la agresión es una expresión del abuso y se suele aprovechar para obtener beneficios del otros, lo que constituyen en sí actos ilícitos. Así la violencia es sistémica, suele forma parte del origen de la delincuencia, que en una espiral ascendente va integrándose en actos delictivos que eventualmente terminan en las cárceles, la reincidencia y la delincuencia organizada. De aquí la gran importancia de atender esta problemática con acciones preventivas.
Múltiples estudios que se han realizado para explicar las causas de la violencia, encuentran que ésta tiene su origen frecuentemente en las primeras etapas de la infancia, las cuales ocurren en el seno familiar. La premisa básica observada es que la violencia genera violencia, es sistémica. Una familia cuyas interrelaciones se medían por la violencia, constituyen un clima que provoca más violencia, y lo más grave, es que en muchos casos forma hábitos de vida y se torna en una espiral ascendente la severidad de las agresiones. De aquí la importancia de formular programas preventivos y de atención a esta gran problemática social en el ámbito familiar.
En el ambiente familiar violento hay otros componentes que no dejan de ser muy nocivos en sí mismos, pero aún más preocupante, es que además promueven las relaciones violentas en tanto son sistémicas, como pueden ser el consumo de alcohol y otros estimulantes en altas dosis.
Karla Belmonte, Mariana Hernández y Daniela Reyes en un artículo titulado: Funcionamiento familiar y violencia de pareja en trabajadores de la UNAM, analizan la influencia que tiene la violencia en las relaciones de pareja sobre el funcionamiento familiar, para lo cual aplicaron a 16 participantes (8 hombres y 8 mujeres) el Cuestionario de Funcionamiento Familiar FF-SIL y el Cuestionario de Violencia en la Pareja de Hudson y McIntosh, observando que a mayores índices de violencia las relaciones de pareja presentan una mayor grado de disfunción en las relaciones del ámbito familiar, con un efecto cíclico, de la espiral ascendente de la violencia.
El último artículo de este número, Estefanía Arroyo, David López y Yuli Zúñiga reportan en un estudio titulado: Depresión en adultos jóvenes expuestos a violencia intrafamiliar durante la infancia, haciendo un análisis de como la violencia intrafamiliar puede desarrollar cuadros depresivos. Para ello se entrevistaron a 50 estudiantes entre 19 a 25 años de edad, para explorar si en su infancia había padecido un ambiente familiar violento y si presentaban algún nivel de depresión, encontrando que muchos (68%) de ellos reportaron haber estado expuestos a violencia familiar en su infancia, y la mayoría (84%) de quienes vivieron ambientes violentos, reportan haber tenido algunos episodios de depresión.
Felipe Tirado