PsicoEducativa: reflexiones y propuestas

Vol. 3, Núm. 5, 2017


Los celos como facilitadores de violencia en parejas adolescentes

Aranza Amairani Benítez Zarate (*) amairanireckless@gmail.com
Ricardo David Nájera Solano (*) bersicker.26@gmail.com
Guillermo Alejandro Salvador Martínez (*) new_illusions@hotmail.com
Hugo Javier Godínez Rojas (*) hugo.eldegranespiritu@gmail.com
Brenda Trejo Orozco (*) bren.sutcliff@gmail.com

*Estudiante de la carrera de Psicología de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM

Cómo citar este texto: Benítez, A. A., Nájera, R. D., Salvador, G. A., Godínez, H. J. y Trejo, B. (2017). Los celos como facilitadores de violencia en parejas adolescentes. PsicoEducativa: reflexiones y propuestas, 3(5), 66-72.

RESUMEN

La presente investigación está orientada a identificar si los adolescentes de 16 a 19 años han experimentado conductas violentas en el noviazgo. Así mismo se buscó si existe una correlación entre la violencia de pareja y la presencia de celos en la misma. La población estuvo integrada por 10 hombres y 10 mujeres estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades plantel Azcapotzalco, a los cuales se les aplicó dos pruebas psicométricas que medían de forma independiente cada variable: CADRI para violencia y el Inventario Multidimensional de Celos. Posteriormente se realizó una correlación de los datos obtenidos. Los resultados indican que no hay una correlación significativa entre los celos y la violencia sufrida y cometida en el noviazgo.

Palabras clave: violencia, adolescentes, celos, parejas adolescentes, violencia en el noviazgo.

Abstract

The present study is guide to identify if the teenagers aged 16 to 19 years old have experienced dating violence. It was also sought if there is a correlation between dating violence and the presence of jealousy in that relationship. The sample was composed by 10 men and 10 women students from CCH Azcapotzalco, who were given two psychometric tests that independently measured each variable: CADRI for violence and the Multidimensional Jealousy Scale. Subsequently a correlation of the data obtained was performed. The results indicate that there is no significant correlation between jealousy and violence suffered and committed in courtship.

Key words: violence, teen, jealousy, teenaged couples, dating violence.


1. INTRODUCCIÓN

El concepto de adolescencia ha sido utilizado para referirse a los jóvenes de sociedades que encaran dilemas vocacionales y laborales, y las opciones de hombres y mujeres son marcadamente distintas. El noviazgo es visto como una relación social explícitamente acordada entre dos personas para acompañarse en las actividades recreativas y sociales, y en la cual se expresan sentimientos amorosos y emocionales a través de la palabra y los contactos corporales. La violencia en la adolescencia es una problemática que concierne a toda la esfera social, familiar y sobre todo escolar ya que esta área es donde se concentra esta interacción negativa entre los alumnos lo que provoca diversas dificultades para quienes lo experimentan (Loredo, 2008), por ejemplo problemas psicosociales como autoestima, autoconcepto, percepción del profesor y los compañeros, entre otros. La violencia entre iguales tiene diversos matices, como las agresiones verbales, físicas, la exclusión, el acoso, burlas, amenazas, intimidación (Holan, 2007). La violencia no es un concepto unívoco ni designa a un fenómeno singular; por el contrario, involucra la existencia de múltiples violencias e implica niveles individuales, familiares, institucionales y sociales, los cuales se articulan potenciando o moderando sus manifestaciones (Luciano, Marín, y Yuli, 2008).

La palabra violencia proviene del latín violare, que significa infligir, quebrantar o abusar de otra persona, comprende un conjunto complejo de comportamientos, actitudes, sentimientos, prácticas, vivencias y estilos de relación entre los miembros de una pareja que producen daños, malestar y pérdidas personales. La violencia en el noviazgo hace referencia al uso o amenaza de la fuerza física, restricción, abuso psicológico y/o sexual dañando o causando dolor a la pareja (Alegría del Ángel y Rodríguez, 2015). En el tema de la violencia influyen diferentes factores individuales y sociales, tales como el autoestima y integración escolar, estas pueden ser dificultades para la integración social, propiciando un ambiente difícil para el adolescente y con algunas implicaciones de violencia física, emocional y sexual (Hilderbrand, 2013). La naturaleza de los actos, el daño ocasionado o los medios empleados, generalmente es clasificada en física, psicológica y sexual.

Rubio, Carrasco, Amor y López (2015) describen variables asociadas a la violencia. Las primeras de ellas, las precipitantes son las cuales fomentan o aceleran un episodio violento tales como el consumo de drogas y alcohol, así como el estrés psicosocial. Las variables facilitadoras, son aquellas que incrementan la probabilidad de cometer o sufrir agresiones, por ejemplo: consumo de drogas o alcohol, celos, hostilidad, ira, antecedentes de violencia de pareja, actitudes negativas sobre la mujer, actitudes favorables a la violencia, déficit en habilidades de comunicación y de solución de problemas, estereotipos de género, autoestima baja, violencia intrafamiliar, apoyo social bajo, hábitos de crianza disfuncionales, conductas antisociales y alteraciones psicopatológicas (Timo, 2014) .En cuanto a las variables mediadoras o moduladoras, son aquellas que moderan la relación entre una o más variables con la violencia, en las que se pueden nombrar el autoestima, los estereotipos de género, estilo de apego, la edad y empatía, por lo que estas variables se relacionan con la violencia, por ejemplo al tener baja autoestima se asocia con un apega inseguro lo que lleva a un comportamiento agresivo con la pareja. Por último, las variables inhibidoras o protectoras, disminuyen la posibilidad de agredir o en su caso protegen contra las agresiones, en las que se encuentran autoestima alta, habilidades de comunicación y solución de problemas, hábitos de crianza positivos, empatía y apoyo social.

Cuando se habla de violencia en el noviazgo, se debe señalar que hay diferencias con la violencia en parejas adultas que conviven, tanto en la intensidad de las conductas, el tipo de violencia, la frecuencia de las conductas y sus consecuencias.

La violencia perpetrada en parejas de novios en sus relaciones interpersonales afectivas constituye un tema de capital importancia, en tanto resultan preocupantes tanto las consecuencias físicas y psicológicas en las víctimas como su aparición en una etapa del ciclo vital (cuando comienzan las relaciones afectivas de pareja) donde se aprenden y pueden consolidar pautas de interacción que al extenderse a la edad adulta pueden convertirse en precursores de una violencia mucho más grave (Cortés-Ayala, Flores, Bringas, Rodríguez-Franco, López-Cepero y Rodríguez, 2015).

La violencia en relaciones de noviazgo en México es un tema escasamente estudiado. Generalmente la atención ha sido puesta en la violencia conyugal, ignorando la trayectoria social de hombres y mujeres antes de llegar al matrimonio. Estudiar la violencia en el noviazgo es fundamental porque permite analizar la génesis de las desigualdades en las relaciones de pareja, las formas en que se ponen en práctica las diversas determinaciones de género aprendidas desde la infancia, así como el grado en que los adolescentes y las adolescentes están dispuestos o dispuestas a jugar con estas reglas de género (Vázquez y Castro, 2008).

2. MARCO CONCEPTUAL

Perspectiva

Como se ha mencionado anteriormente, la violencia de pareja se entiende en una relación íntima donde existen comportamientos que causan daño físico, sexual o psicológico a los miembros de la relación de pareja, ya sean casados o en noviazgo, es decir en cualquier relación afectiva y sexual. La violencia abarca varios tipos de agresiones: físicas, verbales y emocionales, así como intimidaciones, humillaciones, amenazas, relaciones sexuales forzadas, etc.

Es importante mencionar que se ha señalado que Los adolescentes que son víctimas tanto de violencia directa como indirecta son los que muestran un peor ajuste psicosocial (Cava, Buelga, Musitu & Murgui, 2010). Estos tipos de violencia se dan también en el plano de las relaciones de pareja que los adolescentes establecen, los cuales son facilitados por factores como el consumo de drogas, celos e incluso antecedentes de violencia, estereotipos de género, hostilidad (Timo, 2014). Las causas que generan la violencia pueden provenir de diversos aspectos como son la lucha por el sometimiento del otro, la diferencia de intereses que lleva a una lucha entre ambas personas, rigidez en la toma de decisiones, una satisfacción en el rebajamiento de la otra persona, la obtención o mantenimiento de poder sobre el otro y así como una dependencia, de algún tipo, entre uno o ambos miembros de la pareja. Sin embargo la intencionalidad de causar daño no siempre está presente en una acción violenta, y en este sentido la autodefensa es un motivo de agresión a la pareja frecuentemente realizado por mujeres.

Causas del problema

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo 2007 (ENVINOV), el 76% de la población de mexicanos entre 15 y 26 años con relaciones de pareja han experimentado agresiones psicológicas, el 15% han sido víctimas de violencia física y el 16% han sufrido al menos una experiencia de violencia sexual. Se encontró en una encuesta realizada por el Instituto de la Juventud (IJ) que las principales víctimas de abuso en el noviazgo son mujeres (Velázquez, 2011).

Uno de los factores que más destacan como causas de la violencia en la pareja, son los conflictos con la misma, siendo estos causados por diversos motivos, de los cuales se pueden señalar : la vida cotidiana, infidelidad, problemas económicos, el cuidado y la atención a los hijos, problemas domésticos, malas relaciones sexuales, celos, posesividad, control y sentimientos de posesión (Pueyo, López & Álvarez, 2008). Además se ha reportado que el 45% de los sucesos violentos entre los integrantes de las parejas son generados por celos sexuales y posesividad (Pueyo, 2009). Respecto a los celos, se ha planteado que en las parejas adolescentes es un problema en cuanto a la malinterpretación de este atributo negativo, ya que suelen ser interpretados como muestras de amor y preocupación, pasando por alto que pueden convertirse en un serio problema (González-Ortega, Echeburúa & Corral, 2008).

Partiendo de la relevancia que tienen los celos como un factor que es considerado como facilitador en la manifestación de conductas agresivas de forma verbal o física que en ambos miembros de la pareja pueden presentarse, se espera que en parejas que presenten alguna forma de violencia se encuentre una correlación positiva con la presencia de celos románticos (respuestas afectivas, cognitivas y conductuales; desencadenadas, a partir, de una situación que representa la posible pérdida de la pareja).

3. PLANTEAMIENTO

Método

Participantes
En este estudio participaron 20 alumnos de nivel medio superior con edades de entre 16 a 19 años, el 50% de los participantes fueron mujeres y el otro 50% hombres, procedentes del CCH plantel Azcapotzalco de la UNAM ubicado en la ciudad de México. El muestreo fue realizado de forma no probabilística. Los criterios de selección constataron en que los participantes se encontraran dentro del rango de edad y fueran estudiantes del CCH Azcapotzalco.

La metodología utilizada para observar los datos de la población descrito anteriormente, fue la aplicación de dos instrumentos, por conveniencia de tiempo, heterogeneidad de datos, al igualmente su utilidad en la población juvenil mexicana, para lograr identificar si existe una relación entre la presencia de celos con la violencia en la pareja.

Obtención de datos

La implementación de los siguientes instrumentos permite conocer los factores (presencia de violencia y celos) que se buscan analizar para la comprobación de la hipótesis:

El CADRI es un instrumento para la evaluación de la violencia en las relaciones de pareja de los adolescentes, es una herramienta diseñada específicamente para detectar la presencia de cinco posibles formas de violencia en las parejas adolescentes: sexual, relacional, verbal-emocional, física y amenazas. El instrumento ha sido baremado para ser aplicado a la población Mexicana y su confiabilidad y validez está muy cerca de la versión originaria de la que se deriva, por otro lado, en sus índices de fiabilidad del instrumento se obtienen resultados similares al de los autores del instrumento original, aunque la consistencia interna de algunas dimensiones no es válida. Como conclusión, aunque la versión mexicana tiene algunas limitaciones, ha resultado tener una confiabilidad y validez aceptable.

El IMCR es un instrumento desarrollado para medir propiedades de los celos románticos, baremada para una población mexicana, está integrado por tres ejes: la conceptualización, las circunstancias que los generan y las respuestas cognitivas, afectivas y conductuales involucradas. Con respecto a la confiabilidad y validez del instrumento se caracteriza por medir, con razonable precisión, los tres ejes antes mencionados. El fundamento central, que toma como punto de partida, es que, los celos románticos, son un constructo multidimensional con respuestas afectivas, cognitivas y conductuales; desencadenadas, a partir, de una situación que representa la posible pérdida de la pareja.
Procedimiento

El muestreo fue realizado de forma no probabilística a jóvenes de entre 16 a 19 años que estudian en el Colegio de Ciencias y Humanidades plantel Azcapotzalco. Se realizó un consentimiento informado, el cual, cada participante leyó y firmó, aceptando su cooperación, de forma voluntaria; en la recolección de los datos de esta investigación. Se les aseguró a los jóvenes la confidencialidad y el anonimato de sus respuestas. Posteriormente se les pidió, de forma breve, a cada participante, que contestara los cuestionarios (CADRI y IMCR). Con respecto al tiempo dedicado, para el llenado de los instrumentos, no hubo un límite establecido, ya que ninguna de las dos pruebas indicaba utilizar un tiempo específico para su aplicación. Los instrumentos fueron aplicados en el horario normal de clases y en las horas libres. Ninguna prueba fue rechazada por no cumplir con los criterios de selección antes mencionados. Una vez obtenidos los datos, de cada una, fueron vaciados en una base de datos y con ayuda del SPSS se realizó una correlación entre las variables evaluadas por cada instrumento.

Resultados

En la figura 1 se muestran los puntajes promedio de violencia total, violencia cometida y violencia sufrida divididos en los encontrados en hombres y mujeres. De acuerdo a la calificación y codificación del instrumento, el valor más alto que indicaría un nivel alto de violencia en la pareja es de 136, en la figura se muestra que los participantes alcanzaron puntajes cercanos a éste. Se muestra que la violencia total es mayor en los hombres dado que alcanzaron puntajes ligeramente mayores de violencia sufrida y violencia cometida que las mujeres.

Figura 1. Puntajes promedio de violencia en ambos sexos

Se encontró que el 60% (12) de los participantes presentaron un nivel medio de violencia total, mientras que el restante 40% (8) presentaron un nivel alto de violencia total. La prueba t de student no mostró diferencias significativas entre el sexo de los participantes y la presencia de conductas violentas total.

En la figura 2 se muestra los porcentajes de los participantes que sufren y cometen los tipos de violencia: física, sexual y emocional en el noviazgo. Se presenta en niveles medio, alto y muy alto. Revelando que la mayoría de los participantes se encuentran en un nivel medio de violencia, tanto física, sexual y emocional, predominando la violencia física en este nivel.

Figura 2. Porcentaje de factores de violencia

De acuerdo a los puntajes obtenidos en el Inventario Multidimensional de Celos, se encontró que 9 de los participantes tienen un puntaje en nivel medio y 10 participantes en nivel alto. Se realizó una prueba t de student para hallar una diferencia significativa entre el sexo y la puntuación de celos pero no se encontró tal diferencia; es decir, no hay preponderancia de presencia de celos entre hombres y mujeres.

En cuanto a identificar la existencia de una correlación entre la presencia de violencia en el noviazgo y la presencia de celos en el mismo, se realizó la prueba r de pearson, donde se encontró una correlación positiva, débil y no significativa (r=.22; N=20; p>.05). Lo que indica que al haber mayor presencia de celos en sus dimensiones cognitiva, afectiva y conductuales, así como las circunstancias que los generan y su conceptualización, habrá un ligero aumento de aparición de conductas violentas hacia y de la pareja, sin embargo esta relación no es significativa.

Solución del caso

Para poder lograr nuestro objetivo, o sea, prevenir e informar a la población, utilizaremos un sitio en Google en el cual integraremos la literatura encontrada sobre el tema de violencia en el noviazgo. El sitio está constituido por diferentes temas.

A) Página principal: en ella se encuentra redactada una breve introducción al tema de la violencia en el noviazgo, el objetivo del sitio y algunas imágenes relacionadas con el tema.

B) En una página secundaria se encontrarán, con una breve descripción, los artículos utilizados para la realización de nuestra investigación.

C) En la siguiente página se hallarán vídeos relacionados con el tema: entrevistas, noticieros, caso etc. con el fin de generar en el público una familiarización con el tema y fomentar que los visitantes se interesen en la problemática de la violencia.

D) En el apartado siguiente se realizó una integración de las instituciones gubernamentales que brindan ayuda a las víctimas de la violencia en sus diferentes áreas: Psicológica, médica, jurídica etc. en este apartado añadimos también, los servicios que la UNAM brinda a la comunidad Mexicana con el fin de promover los servicios universitarios y lograr un alcance más amplio al público en general.

E) Finalmente, en otro apartado, adjuntamos nuestra investigación que dio origen a la propuesta de intervención, exponiendo, de una manera sintética, sus bases, su procedimiento y los resultados que se obtuvieron con el propósito de que dicha labor sea clara, breve y fácilmente atendible para el público en general. La página que desarrollamos para tratar el tema es: https://sites.google.com/s/0B_iFvfsNYuJAcDJGM25NblZaZFE/p/0B_iFvfsNYuJAOTkweXVBNGFFZ2s/edit

Así mismo tenemos planeado realizar un taller donde convoquemos al público, de la comunidad universitaria, a una plática donde se aborde el tema de la violencia en el noviazgo, como primer paso, para prevenir la problemática que se nos plantea.

Aportaciones

Las aportaciones que nuestra propuesta tiene identificadas, se basan en el interés de fomentar y difundir una conciencia de prevención contra la violencia en el noviazgo, tanto en jóvenes como en personas adultas. Una de las aportaciones que consideramos más valiosas, es la información que seleccionamos para dar el sustento teórico a nuestra investigación, y la cual, queremos poner al alcance de la comunidad en general. Queremos que nuestra propuesta tenga un impacto en nuestra comunidad, con el fin de que las personas que viven en condiciones de violencia tengan distintas oportunidades de mejorar su calidad de vida, de esa manera, dirigimos nuestros esfuerzos para integrar en un sitio de Internet, una gran información sobre la problemática, las instituciones que brindan sus servicios a la comunidad mexicana y una visión de prevención para moderar la problemática existente. Así mismo implementaremos una estrategia para difundir nuestra investigación en los centros de atención a víctimas de violencia para generar junto con ellos una campaña que promueva la disminución de la violencia en el noviazgo, de tal manera que si nos asociamos con estas instituciones podremos lograr un mayor impacto en la sociedad para encaminarnos junto a hacer un cambio permanente y más concreto en colaboración de diferentes instituciones.

4. CONCLUSIÓN

La adolescencia es un período de transformación, exploración, autoanálisis y autoevaluación que idealmente termina en la creación de un sentido coherente e integrador de sí mismo. Este proceso consiste en la exploración y pruebas de ideas alternativas, creencias y comportamientos.

En la medida que en el transcurso de la adolescencia se van consolidando diferentes procesos cognitivos, biológicos, el desarrollo moral y la incorporación de los patrones culturales de género, entre otros, es factible suponer que existirán diferencias, por ejemplo, entre adolescentes tempranos y tardíos en relación a la evaluación que hacen de la violencia en la pareja, y en general a las distintas formas de manifestación de este fenómeno.

La existencia de violencia en parejas jóvenes es el contrapunto a la creencia de que el noviazgo es necesariamente la etapa ideal de una pareja en donde se vive de una pareja en donde se vive cada momento con intensidad, alegría y pasión. La gravedad de la violencia en esta fase inicial de la relación es que funciona como un precursor de la violencia cuando la relación esté ya más consolidada e institucionalizada.

La violencia contra la pareja está asociada a una serie de factores de riesgo multidimensionales. Así, por lo que se refiere a los agresores, la violencia es más frecuente cuando presentan ciertas dimensiones de personalidad (impulsividad alta, ausencia de empatía, baja autoestima), ciertas alteraciones psicopatológicas (abuso de alcohol y drogas, dependencia emocional excesiva, celos patológicos), actitudes positivas hacia la violencia y un estilo de comportamiento violento, así como experiencias previas de violencia, bien en la infancia en el entorno familiar, bien en relaciones de pareja anteriores.

La violencia en el transcurso del noviazgo y en particular en la adolescencia, es un grave problema de salud pública que afecta en grado considerable la salud física y mental.

El panorama que se vislumbra es el de una formación familiar en donde hombres y mujeres son configurados para adoptar y representar estos tipos de violencia en el momento en que los jóvenes inician una relación de pareja, entonces dichos patrones son normalizados y validados como formas de común convivencia en la sociedad.

Los estilos de vida cambian, pero todo indica que la violencia solo evoluciona y se adapta a los nuevos estilos. Para el caso de la violencia de pareja aplica la misma regla. Hoy en día es muy difícil ejercer el control de la pareja mediante la vigilancia social como antes se hacía, debido a la creciente densidad de la población, el control ahora se ejerce mediante el espionaje de las redes sociales o de los dispositivos de comunicación de la pareja, esto en cuanto a la violencia psicológica. En el caso de la violencia económica los hombres al igual que antes mantienen la idea de que son ellos quienes deben trabajar cuando se consume el matrimonio, ejemplos más actuales de este indicador son las críticas hacia las compras de la mujer y los celos profesionales en cuanto a los ingresos que percibe cada uno cuando el varón es quien gana menos. En cuanto a la violencia sexual, en el pasado la mayoría de las parejas llegaban a la vida matrimonial teniendo como única pareja sexual a su esposo o esposa, con la revolución sexual iniciada en la década de los sesentas esto ha cambiado, actualmente son menos los jóvenes que llegan a una vida conyugal con la primer persona con la que tuvieron actividad sexual; lo anterior se presta perfectamente para que en cuanto surjan los primeros problemas de sexualidad se den las comparaciones y los reclamos; esto se manifiesta sobre todo de los hombres dirigido a las mujeres, por la carga que socialmente se le ha dado a la virginidad femenina. Históricamente el tipo de violencia que probablemente se ha logrado disminuir con mayor notoriedad es la de tipo físico, sin embargo, los jalones, los golpes leves y las caricias o besos forzados son una constante aún en las relaciones de noviazgo de parejas con estudios universitarios, lo que es alarmante.

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