PsicoEducativa: reflexiones y propuestas

Vol. 3, Núm. 5, 2017


Violencia escolar en secundaria: El papel del agresor, víctima y testigo

Eddie Yonathan Colín Zamora (*) eddie.jj1617@gmail.com
Elizabeth Valencia González (*) elivalglez@gmail.com
Jacqueline Guadalupe Villanueva Camacho (*) jackeszchapisz@gmail.com

*Estudiante de la carrera de Psicología de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM

Cómo citar este texto: Colín, E. Y., Mejía, K., Valencia, E. y Villanuevam J. G. (2017). Violencia escolar en secundaria: El papel del agresor, víctima y testigo. PsicoEducativa: reflexiones y propuestas, 3(5), 46-56.

RESUMEN

En la actualidad, en México ha incrementado la violencia escolar, sobre todo entre los estudiantes de secundaria, por encontrarse en la adolescencia, apropiando distintos conocimientos, tanto académicos como culturales. Es por eso que el objetivo de la presente investigación fue conocer, comprender y analizar la violencia de género en el ámbito escolar en alumnos de secundaria y que papel fungen en la misma, ya sea agresor, víctima y/o testigo, para poder encontrar posibles soluciones al problema. Se aplicó el cuestionario CURMIC a 85 alumnos de segundo grado de secundaria (43 niñas, 42 niño). En los resultados, a groso modo, destacan un alto índice de violencia mayor en hombres que en mujeres, de igual forma existen altas las cifras de percepción de agresión. Por ello se resalta la implementación de programas comunitarios dirigidos al contexto escolar, familiar, social e interpersonal.

Palabras clave: Violencia Escolar, Género, Víctima, Agresor, Testigo.

ABSTRACT

At present, in Mexico, school violence has been increasing, especially among high school students, because there are in their process of being adolescents, appropriating different knowledge, academic and cultural. That is why the objective of the present investigation was to know, understood and analyze gender violence in the school environment in secondary, and what is the role play in the school violence: aggressor, victim or witness, in order to Possible solutions to the problem. The CURMIC questionnaire was then applied to 85 second-grade high school students. In the results, roughly, there is a high rate of greater violence in men than in women, and the figures for the perception of aggression are high. Therefore, the implementation of community programs directed to the school, family, social and interpersonal context.

Key word: School Violence, Gender, Victim, Aggressor, Witness.


1. INTRODUCCIÓN

Presentación de la problemática

La violencia en México es un fenómeno presente en las escuelas, la cual se ha visto incrementada por los adolescentes (Jacinto, Aguirre, 2014) debido a la inseguridad y otros tópicos referentes a la situación social a la que nos enfrentamos diariamente. La violencia ocurre en distintos ámbitos del país como en el trabajo, la familia, la zona de residencia, el nivel socioeconómico, el género y de esta misma forma, en la escuela.

La educación y principios éticos se enseñan principalmente desde el hogar, la familia (la cultura), el segundo espacio lo ocupa la escuela en el ejercicio de la enseñanza en los valores, ya sea por la enseñanza ética y por el valor social de las amistades además del poder académico. Recordemos que en otros países como EU se presenta un trasfondo cultural bastante caótico, un ejemplo de esto son los tiroteos que se han mantenido en aumento, en escuelas desde educación primaria hasta de educación superior. Esta influencia estadounidense llega a afectar a nuestro país, aunado a la situación de Europa, la cual, también cuenta con situaciones similares en escuelas bastante claros, por ejemplo, España.

En México existen pocos datos referentes a la violencia que se vive en al ámbito escolar y, aunque ya se han tomado medidas, aún no hay un quien entienda lo que realmente sucede en este contexto (ni padres, ni maestros, ni autoridades) para que exista una solución al problema. Sin embargo, el estudiar al respecto nos ayuda a saber las posibles causas y consecuencias que la violencia escolar dejará en los individuos que se ven implicados en ella.

La violencia escolar no es una situación que se presente en aislado, se ha estudiado la relación que tiene con la violencia familiar, la construcción de la autoestima, así como el desempeño escolar.

En ese sentido podemos mencionar que este tipo de violencia trae consigo otras problemáticas, es decir algunas consecuencias que se pueden presentar posteriores y en el mismo acto violento, tales como riesgos a presentar características depresivas ,suicidas, enuresis, ansiedad, el bajo rendimiento escolar, la deserción escolar, problemas en el desenvolvimiento social y personal, como el rechazo social, aislamiento, marginación, así como una percepción de sí mismos como minusválidos física, social y emocionalmente. Inclusive Santoyo (2014) menciona que para algunos niños y adolescentes se presentan consecuencias psicosomáticas tales como ideación suicida.

Aunado a esto Santoyo (2014) menciona que en México a, diferencia de otros tipos de violencia interpersonal, el acoso escolar no ha recibido el mismo nivel de atención por parte de los poderes públicos y de la escuela, esta situación es alarmante pues es un fenómeno muy complejo, que pasa desapercibido por estudiantes, maestros, padres de familia y directivos pues se considera como algo cotidiano, es decir se “naturalizo”.

Es por eso la importancia de generar estrategias que nos permitan concientizar acerca de esta problemática, es decir, desarrollar acciones que nos permitan su corrección, y lo más importante: su prevención, para favorecer el establecimiento de interacciones de convivencia sana, en el ámbito educativo, que va desde los alumnos hasta los profesores.

Presentación del problema específico

Debido al alto índice de violencia que radica en el país es necesario entrar en el parámetro específico del problema, su raíz, entonces es necesario puntualizar que una de las etapas que más peso tiene en el desarrollo del individuo es la adolescencia, y no solo eso, en el Edo. de México ocurren muchos casos específicos de violencia de género siendo más preponderante la agresión hacia la mujer, esto, relacionado con los estereotipos masculinos tradicionales, en los que se asocia el valor del hombre con el dominio, el control absoluto y la violencia. Todo esto nos da como principio que la violencia escolar ocurre con mayor frecuencia en la adolescencia, es decir, entre la etapa de educación básica y media superior, por ello la causa preocupante de la investigación radica en cómo es que opera el género en la violencia en jóvenes adolescentes de una escuela secundaria; asimismo, los papeles que toman (victimas, agresores o testigos) estos jóvenes.

Jacinto y Aguirre (2014) mencionan que la violencia escolar es un fenómeno que inmemorablemente ha estado presente en las escuelas, pero que en los últimos años ha adquirido mayor importancia debido a la frecuencia con que se presenta entre los estudiantes y las repercusiones que tiene en sus vidas. Dichos autores parten de la idea de que los alumnos de secundaria, se encuentran sumergidos en diferentes contextos en su vida cotidiana: el mundo, el país, la colonia, la escuela, los amigos, la familia, etcétera; y que todo lo que pase o deje de pasar en estos contextos actúa en una manera directa o indirectamente sobre ellos. Ya que, si los chicos viven o perciben una cultura de la violencia, es más probable que la reproduzcan.

Es entorno, justo a estas esferas, autores como Cerezo (2006: Vera, 2010 y Estévez et al. 2012, citados en Chacón, Martínez, Castro, Espejo, Valdivia, y Zurita, 2015) señala que las zonas donde hay escasa presencia de adultos, tales como el patio o pasillos del colegio; en las aulas, estos comportamientos pasan desapercibidos por el docente o este no está presente. Así mismo, Avilés y Monjas (2005) hacen hincapié́ en que un elevado porcentaje de acoso en escolares se origina en las inmediaciones del centro educativo.

Las conductas de acoso suelen presentarse con frecuencia similar para ambos sexos (Rivers & Smith, 1994; Cepeda-Cuervo, Pacheco-Durán, García- Barco, Piraquive Peña, 2008, citados en Ávila-Toscano, Osorio, Cuello, Cogollo y Causado, 2010) aunque entre los varones se tiende a observar más acometimientos físicos directos y peleas (Cajigas, Kahan, Luzardo, Najson & Zamalvide, 2006, citado en Ávila- Toscano y cols., 2010), mientras que entre las mujeres son mayores los ataques a la imagen, los rumores y la exclusión social.

Desde una perspectiva evolucionista se alude a la competición intrasexual como motivación del acoso. Ellos pelean por cuestiones de autoestima, mientras que la agresión femenina defiende los recursos socioafectivos, tendiendo a implicar menor peligro físico y toman formas más encubiertas (Campbell, 2004, citado en Zegarra, González, Mateu, Ferrero y Martorell, 200. Gran parte del acoso femenino se da en amistades exclusivas, propiciando agresiones relacionales e indirectas, entre amigas que, después, pueden seguir siéndolo (Remillard y Lamb, 2005, citado en Zegarra y Cols, 2009). Las relaciones de amistad protegen del maltrato cuando surgen motivos de filiación, funcionando como factores de riesgo cuando los amigos son víctimas o agresores, especialmente entre los chicos.

Gómez (2007) menciona que hablar hoy en día de violencia de género significa traer a colación uno de los problemas sociales más acuciantes y de mayor importancia dentro de la prevención e intervención psicológica en los ámbitos familiar, comunitario e individual, pero también, por supuesto, dentro del ámbito educativo.

A nivel social, este fenómeno se le toma muy poca importancia o hasta, como ya mencionamos, a veces puede pasar de percibida; está tan arraigada y presente en la sociedad que nos cuesta identificarla, ha existido siempre, y lo ideal es verlo como violencia y no aceptarla (Alberdi, 2005).

Se puede afirmar que la violencia de género es un problema complejo ya que, para que se de esta problemática, intervienen factores referentes a lo que conocemos como agresores, víctimas, especialmente a los contextos socioculturales a los que pertenecen.

Las investigaciones realizadas sobre la violencia de género en los jóvenes en el ámbito educativo han incrementado el conocimiento sobre determinados factores de riesgo que pueden hacerlos más vulnerables a la victimización y a la perpetración (Díaz-Aguado, 2001; Díaz-Aguado y Martínez Arias, 2002).

2. MARCO CONCEPTUAL

Perspectiva

El papel que tiene la institución escolar como generadora y reproductora de conocimiento, tanto académico como cultural, en ese sentido, el termino construcción, nos permite observar la capacidad del sujeto para transformar su ambiente social (Jacinto y Aguirre, 2014).

El significado de valores ha cambiado, por su construcción en el contexto familiar, social y cultural, por es importante el conocerlo en los jóvenes de secundaria; la forma en la que enfrentan y asume sus normas, como es esta apropiación de reglas para convivir y sobrevivir y cómo participa en la construcción de su propia vida (Prieto, 2005).

De esta manera la perspectiva constructivista será la abordada en esta investigación ya que se toma en cuenta el papel que tiene el alumno para la adquisición de conocimiento, de la relación interna y subjetiva del individuo, con los otros, la importancia del contexto en la reestructuración de esquemas cognitivos, etc. (Tirado, Martínez, Covarrubias, López, Quesada, Olmos y Díaz-Barriga, 2010).

Causas del problema

Zegarra, González, Mateu, Ferrero y Martorell (2009) señalan que los conceptos de violencia y agresión son ambiguos, siendo definidos por el contexto cultural, pues un acto agresivo lo es por los efectos y su intención, mientras que la violencia se reconoce más por sus consecuencias que por sus antecedentes, existiendo acciones violentas y no violentas. En el acoso las agresiones violentas serían las verbales y físicas, considerando las relaciones/indirectas como menos violentas, ya que el daño que producen, aun siendo grave, no es inmediatamente visible, especialmente para las chicas.

Al recordar el ámbito escolar solemos hablar de nuestra experiencia con profesores, compañeros, amistades o, hasta incluso, de otros contextos relacionados con éste, sin embargo, no todas las vivencias en el ámbito educativo fueron las mejores.

Ante la negativa actitud sobre la escuela, los jóvenes optan por realizar acciones en contra de sus compañeros. Ésta, como lo plantean Martínez, Murgui, Musitu y Monreal (2008), se encuentra directamente relacionada con la baja autoestima escolar, es decir, a menor autoestíma escolar mayor agresión o violencia, además de ello que toman un papel anarquista contra la escuela viéndola con una percepción de injusticia que afecta a sus estudios. De igual forma Martínez, et al (2008) mencionan que la autoestima familiar influye en el ámbito escolar, siendo el padre, generalmente, parte directa de la violencia, mientras que con la madre se asocia negativamente con la minusvaloración con los estudios, aunque positivamente con el autoestima familiar y escolar.

En países de primer mundo la violencia ha ejercido niveles alarmantes, podemos señalar a países como España o EU, en este último se realizó un estudio hacía los casos de tiroteos que se han hecho en escuelas de entre 1995 y 2001, Leary, Kowalski, Smith y Phillips (2003) señalan que en la mayoría de los casos de tiroteos sucedidos, las razones o factores más determinantes han sido: el ostracismo (destierro), bullying y/o rechazo amoroso, además de factores individuales en los actores de estos actos violentos como: fascinación por armas de fuego, muerte o ritos religiosos, tendencias sádicas, problemas psicológicos, depresión o falta de control de impulsos.

En cuanto a la violencia de género, esta ha emergido a niveles alarmantes a nivel global, Fischbach y Herbert (1997) relacionan la violencia de género como parte de problemas de pareja o misoginia; dentro de su estudio describe que algunas de las amenazas particulares que señalan como violencia de género han sido debido al Sati o Sutte, asesinato de honor, exposición de VIH/SIDA, violaciones, entre otros, y por esta razón es que se debería intervenir y prevenir aún más los estándares de cuidado hacia las personas en general, de información y educación para erradicar este tipo de violencia.

Debido a estas incidencias de tendencias violentas a las que se enfrentan la mayoría sino es que todas las instituciones en EU, Sugai, Sprague, Horner y Walker (2000) proponen mejorar la disciplina como alternativa de prevención de la violencia, usando una técnica llamada disciplina de oficina, la cual ofrece la oportunidad de orientar a los educadores a mejorar la disciplina de aquellos estudiantes que exhiben problemas de conducta aún más graves.

En México, más específicamente en Guadalajara, Prieto, Carrillo y Mora (2005), enfocaron su estudio a diagnosticar e intentar trabajar con una resolución de conflictos, esto para ayudar a los jóvenes estudiantes a tomar conciencia de sus actos, sus resultados arrojaron relaciones positivas siendo la toma de consciencia efectiva en los alumnos sobre los roles que ocupaban cada uno.

En nuestro país, aunque existan muy pocas investigaciones relacionadas con este tema, se van tomando en cuenta sus distintos tipos, como es la violencia física y verbal, así como esta se puede llevar a cabo entre estudiantes, profesores o ambos, y que tanto los padres, autoridades y hasta los propios alumnos, lleguen a entender lo que realmente significa esta problemática.

Entonces, es vital definir violencia, Prieto (2005) lo hace como: uso de violencia oculta o abierta, con el fin de obtener algo que un grupo o individuo no consiente. Violencia, siendo la fuerza empleada para producir en el otro efectos físicos o psíquicos para suprimir al otro. De forma más específica La Organización Mundial de la Salud (1996, citado en Varela, Ávila, y Martínez 2013) define la violencia como el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho, o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.

Ahora bien, y como se ha mencionado últimamente la violencia escolar ha tenido un gran auge por el llamado Bullying (Valadez, González, Orozco, y Montes, 2011), considerando que la investigación sobre este tema comenzó en Europa en los setentas donde se inició un desarrollo de investigación al respecto (Muñoz, 2008), donde el maltrato entre iguales refiere al abuso, victimización o intimidación. Se caracteriza por repetidos y deliberados actos de opresión, la humillación, la discriminación, la tiranía, la agresión y la dominación de las personas o un grupo sobre otras personas o grupos. Este comportamiento puede ser considerado como un importante factor de riesgo para la futura adopción de comportamientos violentos más graves, tanto por el agresor como la víctima (Paz, Teixeira, Pratesi, & Gandolfi, 2015).

También, podemos referir el término de Bullying según Smith y Sharp (2000; citado en Loredo-Abdalá, Perea, López, 2008) como un abuso sistemático de poder, focalizándonos en los adolescentes, así como los tres actores principales para que pueda llevarse a cabo el Bullying , estos son, el acosador llamado Bully, quien ejerce esta violencia hacia un igual, en este caso a un compañero escolar, es decir, la víctima que forma parte de su contexto en general suele mostrarse inferior física y psicológicamente, presentando baja autoestima, así como las víctimas-perpetradores, quienes primero son víctimas , sin embargo ellos toman una postura inversa, pues evolucionan a agresores.

Los adolescentes al encontrarse en la secundaria adquieren ciertos comportamientos, ya sean transmitidas por la familia, los medios de comunicación, los profesores, amigos (Jacinto, Aguirre, 2014) para ser más específicos, se puede hablar de las causas de violencia, adquiridas en los siguientes escenarios (Prieto, 2005):

Familiar: cariño, atención, comunicación

Escolar: ambiente hostil, carencia de normas ausentismo por parte de los docentes, intolerancia

Grupos de amigos: formas de relación con los otros

Medios de Comunicación: en la actualidad, la televisión, los videojuegos y las redes sociales intervienen mucho en la formación del adolescente.

En la situación de víctimas de acoso se diferencian dos situaciones: 1) La víctima típica o pasiva, caracterizada por una situación social de aislamiento, escasa asertividad, y dificultad de comunicación, vulnerabilidad, alta ansiedad, inseguridad y baja autoestima,2) la víctima activa, caracterizada por situación de aislamiento, tendencia excesiva e impulsiva a actuar, problemas de concentración, disponibilidad a reaccionar con conductas agresivas e irritantes (Aguado, 2005).

Respecto al acosador Díaz (2006) menciona que las características observadas con mayor frecuencia son: Una situación social negativa, una acentuada tendencia a abusar de su fuerza, son impulsivos, con escasas habilidades sociales, baja tolerancia a la frustración, dificultad para cumplir normas, relaciones negativas con los adultos y bajo rendimiento y dificultad de autocrítica, problemas que se incrementan con la edad. Entre los principales antecedentes familiares destacan: la ausencia de una relación afectiva cálida y segura por parte de los padres, que manifiestan actitudes negativas o escasa disponibilidad para atender al niño y fuertes dificultades para enseñar a respetar límites, combinando la permisividad ante conductas antisociales con el frecuente empleo de métodos autoritarios, utilizando en muchos casos el castigo físico.

Los testigos pueden ser los compañeros de clase, alumnos de otro salón, docentes u otros miembros de la comunidad escolar, que presencian la actividad agresora hacia las víctimas. Forman un papel muy importante ya que, aunque en muy pocos casos son los que denuncian los acosos, también pueden ser los que apoyan al agresor estimulando su conducta con risas, aplausos, etc.

Variable Dependiente: Violencia escolar

En varias de las definiciones del término de violencia escolar revisadas se señala como noción fundamental, el rompimiento de reglas de comportamiento o convivencia que conllevan una serie de repercusiones:

Fajardo (2003) menciona que es una forma grave de romper reglas de comportamiento que repercuten en daños físicos contra las personas y la propiedad.

Furlán (2003) dice que es la trasgresión a las normas que hacen posible la convivencia dentro de los centros escolares, ya sea mediante el daño físico a las personas que en ella conviven o mediante el acoso, la amenaza, el chantaje, etcétera.

Otras, como la de Funk (1997), destacan los efectos de las conductas violentas:

“La violencia escolar abarca todo el espectro de actividades y acciones que causan dolor o lesiones físicas o psíquicas a las personas que actúan en el ámbito escolar, o que persiguen dañar los objetos que se encuentran en dicho ámbito”. (pp. 55)

Las distintas tipologías de las conductas que expresan violencia en la escuela incluyen situaciones como las siguientes: el vandalismo escolar, la agresión física en el contexto de peleas o directamente contra alumnos y profesores, incluyendo la agresión sexual, la agresión simbólica derivada de conceptos discriminatorios respecto a profesores, alumnos u otros miembros de la comunidad circundante, etc.(Fajardo,2003)

Variables independientes:

Género del estudiante (masculino, femenino)

La OMS (2016) menciona que el género se refiere a los conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos que cada sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres. Las diferentes funciones y comportamientos pueden generar desigualdades de género, es decir, diferencias entre los hombres y las mujeres que favorecen sistemáticamente a uno de los dos grupos.

Víctima, agresor, testigo.

Víctimas: En la situación de víctimas de acoso se diferencian dos situaciones: 1) La víctima típica o pasiva, caracterizada por una situación social de aislamiento, escasa asertividad, y dificultad de comunicación, vulnerabilidad, alta ansiedad, inseguridad y baja autoestima,2) la víctima activa, caracterizada por situación de aislamiento, tendencia excesiva e impulsiva a actuar, problemas de concentración, disponibilidad a reaccionar con conductas agresivas e irritantes (Aguado, 2005).

Agresor: Respecto a el acosador Díaz (2006) menciona que las características observadas con mayor frecuencia son: una situación social negativa, una acentuada tendencia a abusar de su fuerza, son impulsivos, con escasas habilidades sociales, baja tolerancia a la frustración, dificultad para cumplir normas, relaciones negativas con los adultos y bajo rendimiento y dificultad de autocrítica, problemas que se incrementan con la edad. Entre los principales antecedentes familiares destacan: la ausencia de una relación afectiva cálida y segura por parte de los padres, que manifiestan actitudes negativas o escasa disponibilidad para atender al niño y fuertes dificultades para enseñar a respetar límites, combinando la permisividad ante conductas antisociales con el frecuente empleo de métodos autoritarios, utilizando en muchos casos el castigo físico.

Testigos: Los testigos pueden ser los compañeros de clase, alumnos de otro salón, docentes u otros miembros de la comunidad escolar, que presencian la actividad agresora hacia las víctimas. Los testigos forman un papel muy importante ya que, aunque en muy pocos casos son los que denuncian los acosos, también pueden ser los que apoyan al agresor estimulando su conducta con risas, aplausos, etc.

Propósito

Nuestro objetivo general es conocer, comprender y analizar la violencia de género en el ámbito escolar en alumnos de secundaria de la Ciudad de México. Mientras que a través del desarrollo de la investigación se fueron formulando otros objetivos que se tomarán como objetivos específicos que se aclararon en las conclusiones y discusiones del artículo. Los objetivos específicos son conocer qué papeles tienen los estudiantes de la Secundaria “Libertadores de América” en la violencia escolar, siendo estos víctima, agresor o testigo, como fueron mencionados y descritos anteriormente en el artículo; así mismo, esta investigación pretende conocer si existen diferencias en el tema de la violencia en cuanto al género de los estudiantes.

Del mismo modo, las hipótesis que surgieron anterior a los resultados fueron encaminadas al papel agresor el cual sugerimos será mayor en el género masculino mientras el papel de víctima en el género femenino. De igual forma el papel testigo estará más inclinado en hombres que en mujeres.

El propósito de nuestra propuesta de prevención de esta problemática es la solución y futura prevención de la violencia escolar, tomando en cuenta las dimensiones si son víctimas, agresores y/u observadores, mediante la creación de programas de intervención para la solución y futura prevención de la violencia escolar, tomando en cuenta las dimensiones anteriormente mencionadas.

3. PLANTEAMIENTO

Método.

El presente estudio adoptó una metodología de investigación cuantitativa, el cual se basa en el uso de técnicas estadísticas para conocer ciertos aspectos de interés sobre la población que se está estudiando (Hueso y Cascant, 2012). Se realizó un estudio no experimental prospectivo, ya que solo recolectamos los datos a partir de lo que se deseamos obtener, sin haber alterado algo; transversal, ya que sólo será una sola observación la que se realizó; y descriptivo, ya que solo contamos con una población.

Participantes: En el presente estudio participaron 85 alumnos, 43 eran niñas y 42 niños, todos del segundo grado de secundaria de la escuela “Libertadores de América”.

Escenario: La aplicación del instrumento se llevó a cabo en un salón de la secundaria ya mencionada, ubicada en la calle Vicente Guerrero s/n, colonia los Reyes Iztacala, Tlalnepantla Estado de México. Las dimensiones del aula eran de 3x4 metros aproximadamente, el cual se encontraba acondicionado con pupitres para todos los alumnos, así mismo el aula contaba con luz ambiental.

Materiales: Cuestionarios, plumas, lápices, computadora con acceso a internet.

Instrumento: La información fue recolectada por el Cuestionario sobre las Relaciones de Maltrato e Intimidación entre Compañeros (CURMIC). Autoría de García y Giangiacomo (2008). Este instrumento consta de 18 preguntas que miden y detectan 3 escalas (victima, agresor y testigo) en la dinámica de acoso escolar. El cuestionario se presenta de forma agrupada por área (victima, agresor y testigo), las preguntas se muestran en escala Likert mismas que van desde el 0= nunca al 4= todos los días y preguntas de opinión dicotómicas. El rol se determina a mayor puntaje obtenido.

Obtención de datos

Procedimiento. Se solicitó permiso de manera formal con una carta consentimiento a la subdirección de la escuela “Libertadores de América” para llevar a cabo la aplicación del instrumento y solicitar su colaboración, explicando los fines de la investigación.

La evaluación se llevó a cabo los días 7, 9 y 11 de noviembre del año en curso, en un horario de 9-10 am en el horario de la clase de educación física.

Los alumnos se reunían en uno de los salones de clases de la institución, se les repartieron los cuestionarios, para posteriormente leer las siguientes instrucciones:

Figura 1. Instrucciones del cuestionario sobre las relaciones de maltrato e intimidación entre compañeros (CURMIC)

Al término, se les indico que podrían comenzar a contestar y que si les surgía una duda podían preguntar a cualquiera de los aplicadores, levantando la mano.

Al finalizar la aplicación se les agradeció a los alumnos, así como a los profesores a cargo del grupo, prefectos y a la subdirectora, su participación y autorización, informando a la dirección estar a espera de los resultados de la investigación.

Para el análisis de datos se utilizó la base de datos IBM SPSS Statics en su versión 24, así como las hojas de cálculo de Excel.

Resultados

Fig. 2. Opciones de respuesta que dieron los alumnos a partir de la dimensión Víctima.

Durante los análisis de resultados se pudo encontrar un alto índice de respuestas de diversas preguntas, sin embargo, para ser más específicos nos enfocaremos en las dimensiones del instrumento. Dentro de la Figura 2, podemos observar un alto índice de respuestas en la opción A para casi todas las preguntas de la dimensión Víctima, para inspeccionar más a detalle, dentro de la pregunta 6 que indica el sitio donde ha sufrido algún tipo de maltrato o intimidación, los alumnos indicaron que este era el aula de clases cuando el profesor no se da cuenta (respuesta B) siendo el 31.7% el de respuestas más alta, seguida de 30.5% aun cuando el profesor se da cuenta, mientras que en esa misma pregunta la opción que menos se adoptó fue de camino a la escuela con sólo 4 respuestas efectuadas. De igual manera, dentro de la pregunta 7 que señala el sentir cuando es intimidado, la mayoría de los alumnos respondió ante la opción G, 42.3%, el cual dicta que los alumnos sólo ignoran la situación o intimidación, mientras la que menos uso tuvo fue la de “Porque me lo merezco”, el 1.1%dentro de estas respuestas, cabe resaltar que la opción G fue seleccionada por un 61% en el caso de los varones y un 39% en el caso de las chicas. Para la pregunta 8, que pide razones por las que cree que los han molestado, la mayoría de las respuestas estaban encaminadas a la razón de broma, es decir, porque piensan que les intentan hacer una broma siendo el 31.7% de respuestas dadas a esta opción, de las cuales el 56% fue seleccionado por los chicos, dejando a un 44% de estas respuestas a cargo de las jovencitas, mientras que la opción que menos se presentó fue de “Me lo merezco” presentada por un varón. En la misma línea, la pregunta 9 que refería a la acción que estos hacían frente a un abuso, el 43.5% de los alumnos actuaban con violencia, siendo los chicos un 67% los que reaccionan con golpes, mientras que la respuesta con menor índice señalada fue el intentar dejar de acudir a la escuela, siendo el 2% quien señaló esta opción, a cargo de una respuesta por parte de un varón y una de una joven. En la pregunta 10 nos habla sobre a quién le cuentan después de sufrir un maltrato, el 42.3% de los alumnos solamente les contaban a sus amigos, seguido de su mamá y al último sus hermanos. En la última pregunta sobre esta dimensión, que hace mención a que efecto causó el haber hablado con otros, el 43.5% de ellos señalaba que se acababa el abuso, seguido de disminución, siguió igual y aumentó.

Tabla 1. Frecuencia con la que responden los alumnos a cada una de las opciones que corresponde a la pregunta 5.

Como se puede observar en la tabla 1, existe una clara inclinación hacia la respuesta: nunca, como opción de respuesta hacia formas en las que ha sentido o ha sucedido algún maltrato hacia su persona. Hay que puntualizar solamente en el índice más alto los cuales son las opciones de amenazar con objetos y dañar o robar pertenencias, aludiendo a que nunca lo han hecho, y en todo caso, pocos alumnos refieren a que lo hacen todos los días. En la pregunta 5.1, que menciona un tipo de violencia más típica, la verbal, los alumnos la señalan como más diversa, desde nunca a todos los días.

Fig. 3. Respuesta que dieron los alumnos a partir de la dimensión Agresor.

Tal y como se puede observar en la figura 3, la cual corresponde a la dimensión de agresión que llegan a presentar los alumnos. Durante la pregunta 13 la opción de respuesta más alta, con el 61.1% fue la de molestar a sus compañeros debido a que los provocaron, siendo los varones un 56% los que respondieron a esta opción, mientras que la opción con menor frecuencia de respuestas fue debido a que lo ven en la televisión. En la pregunta 14, que refiere a de quién o quienes han aprendido a comportarse de forma violenta, los alumnos, el 42.3% señala a la sociedad en general de quien lo han aprendido (59% a cargo de los chavos y 41% a cargo de las chicas), seguido de algunos videojuegos, programas de televisión, su familia cuando pelean, la familia cuando los lastiman y los profesores y/o prefectos cuando los maltratan, en ese orden. Para la pregunta 15 que indica el qué gana cuando maltrata a las personas, la opción de “me desquito” fue la más alta, con el 24.7% de respuestas, las cuales predominaban en los hombres en un 58%, mientras que el más bajo es “me obedecen”, siendo los varones los únicos que seleccionaron esta opción. En el sentimiento hacia qué sienten cuando molestan a sus compañeros, en la pregunta 16, la respuesta más dada fue la de culpable y/o arrepentido, con el 34.1%. de las cuales las chicas fueron el 65% a esta respuesta.

Tabla 2. Frecuencia con la que responden los alumnos a cada una de las opciones que corresponde a la pregunta 12.

Al igual que en los datos que tenían dentro de la pregunta 5, en la tabla 2, se muestran los resultados a las opciones que se tienen en la pregunta 12

Figura 4. Opciones de respuesta que dieron los alumnos a partir de la dimensión Testigo.

En la figura 4 hubo un acercamiento más minucioso en la dimensión de testigo, dentro de ellas comprenden preguntas acerca de la participación que se tiene al observar un acto de violencia dentro de la escuela, en la pregunta 17 la cual hace mención de la opinión que se tiene cuando se observan o se dan cuenta de algún tipo de violencia contra sus compañeros, el 74.1% de los alumnos, la mayoría, opinaban que los compañeros agresores actuaban muy mal ante la situación, por parte de las chicas esta respuesta fue escogida por el 55%, dejando a los chicos con un 45% y sólo un chico señaló que le parecía muy bien que violentaran a otros. Para la pregunta 18, ¿por qué crees que algunos/as compañeros/as maltratan a otros/as? El 47% de los alumnos señalaban que lo hacían por crueles, mientras que la minoría respondía que es porque algunos compañeros se lo merecen, siendo un 50/50 en ambas respuestas, tanto para chicas como para chicos. Dentro de la pregunta 19 que hace mención de la acción que hacen cuando ven a alguien agredir a otro, el 36.5% intervenían para detener la agresión, donde los varones seleccionaron esta opción en un 52%, mientras que la opción menos señalada era “me quedo mirando”. En el caso de la pregunta 20.1 y 20.2 la pregunta tenía dos vertientes hacía el asunto de intervención y no intervención, respectivamente, en la primera el 43.5% de los alumnos intervenían cuando se trataba de sus amigos y lo hacían menos cuando pensaban que alguien debería ayudar, en la segunda, el 22.4% no actuaba porque no le interesa e incluso el 9.4% se divertía viendo la acción, en ambas vertientes se obtuvo la mitad y mitad de respuesta por ambos géneros. Entrando a la parte docente, en la que la pregunta 21 hacía referencia a la participación docente del abuso escolar, el 36.5% mencionaba que los profesores no se enteraban de ello, y el menor porcentaje, el 16.6%, señalaba que deberían aprender a prevenir la violencia escolar. En una situación hipotética, la pregunta 22 preguntaba si algún día podrían maltratar a algún compañero, en el que el 53% no pensaba que algún día fuera a ser agresor, siendo en su mayoría con un 55% en el caso de las mujercitas, mientras que sólo un alumno respondió que seguro que sí lo haría.

Cabe mencionar que, en esta última dimensión, la de observador, no se encontraron diferencias significativas entre las respuestas escogidas por los alumnos y alumnas.

Tabla 3. Frecuencia con la que responden los alumnos a la situación de cómo se sienten cuando están en la escuela.

Tal como se puede observar en la tabla 3, la mayoría de los alumnos, el 31.8% seleccionó la opción C que indica una “felicidad” menor pero aún estable, que corresponde a una sección “aceptable para las emociones, seguido de alumnos muy felices, felices, indiferentes, ni felices ni tristes, 2 alumnos tristes y un alumno enojado o molesto.

Solución del caso

Los resultados expuestos de otras y de esta investigación ponen de manifiesto la importancia que tiene erradicar situaciones de violencia escolar desde las primeras etapas educativas , en donde los adolescentes desarrollen respeto mutuo , empatía y tomen en cuenta distintos valores, proponemos con base a lo expuesto por Díaz (2006) que resalta el papel preponderante de la educación, en términos de enseñar a condenar toda forma de violencia, generando cierto tipo de empatía, desarrollando alternativas a la violencia, espacios y contextos en el sistema escolar , puedan expresarse las tensiones y discrepancias, con el objetivo de resolver conflictos sin recurrir a la violencia.

Para conseguirlo, desde la escuela, ésta debe superar las tendencias que han contribuido hasta hoy a su reproducción: interviniendo a la primera señal, apoyando a las víctimas, proporcionando a los agresores el tratamiento disciplinario que requieren y ayudando a construir simultáneamente la igualdad y el respeto a la diversidad, así como enseñar a hombres y mujeres la construcción de igualdad entre ellos, Díaz (2006).

Aportaciones

Debido a la problemática expuesta y los resultados obtenidos de los cuestionarios, en las 3 dimensiones mencionadas, siendo víctima agresor y testigo, se puede notar como, al encontrarse en cualquier papel involucra una serie de comportamientos, los cuales, cual sea el caso deben ser atendidos de manera integral, es por eso que se sugieren la creación de programas de intervención para la solución y futura prevención de la violencia escolar, tomando en cuenta las dimensiones anteriormente mencionadas. Estos programas deben involucrar no sólo en ámbito educativo, ya que como se evidencia en los resultados, la construcción de los saberes involucras distintas esferas, como es la familia, la escuela, las amistades y los medios de comunicación.

Programa de Integración escolar. Tomando en cuenta a la familia, los profesores y el alumnado, se planean talleres donde todos se involucren, para que de esta manera incrementen los canales de comunicación, propiciando confianza y generando habilidades sociales.

Grupos de conversación y/o discusión. Es importante la voz de los estudiantes, por lo cual se recomienda crear foros de discusión para escuchar las preocupaciones y problemáticas del alumnado, elemento clave en la investigación donde los mismos alumnos reconocían la importancia de una prevención por parte de los docentes.

Actividades para canalizar las emociones. Actividades de destreza, que involucren la solución de problemas o los deportes, esto para mejorar las relaciones entre iguales.

Programas de aprender a aprender. Creando gamas de información sobre la violencia y como prevenirlo, solicitar ayuda a voluntarios dentro de la comunidad a los cuales se entrenarán en talleres de aprendizaje, formando así valores autónomos que puedan expandirse a toda la comunidad.

Discusión

La violencia escolar se encuentra inmersa en la cotidianeidad de los adolescentes, lo cual pudo observarse en la respuesta que tuvieron los estudiantes de la escuela “libertadores de América”. Al entrar en contacto con ellos no sólo se obtuvieron datos relevantes en el cuestionario, a su vez, las observaciones realizadas muestran la forma de relacionarse con los otros, lo cual evidencia la necesidad de intervenciones para la mejora de comunicación, trato y autoestima.

Al seguir la misma línea de las propuestas, es evidente que para llevarse a cabo se necesita tanto la cooperación de la Institución, así como la de profesores, padres y los alumnos, lo cual resultaría problemático para su óptimo desarrollo ante una negativa por cualquiera de las partes involucradas.

4. CONCLUSIÓN

Actualmente el fenómeno de la violencia está en el ojo del huracán, en medios de comunicación en todo el país, se publican noticias diariamente respecto a este tópico, que se ha logrado posicionar como una actividad, que a lo largo del tiempo se ha “naturalizado”, un ejemplo de ello: la violencia escolar.

En el caso de México ha sido, lamentablemente, desapercibido por la mirada pública, inclusive en la familiar y educativa, entre miembros docentes y el propio alumnado, los cuales notan las humillaciones y golpes como elementos necesarios para una convivencia, en donde las consecuencias son decisivas tales como la deserción escolar y analfabetismo.

La aportación de crear programas de intervención para la solución y/o prevención de la violencia escolar tiene la finalidad de prevenir la violencia en estos ámbitos educativos para que los alumnos no ejerzan algún tipo de violencia sobre sus compañeros de clase y, de igual manera, que denuncien antes sus padres o profesores si presentan este tipo de violencia, ya que si este tipo de situaciones se esconden, pueden causar graves daños psicológicos y de relaciones de convivencia social en la futura vida de las víctimas. Aunque claro, también es primordial que tanto los alumnos, padres, profesores y otros miembros de la comunidad estudiantil posean un conocimiento acerca de lo que es la violencia escolar, factores y sus consecuencias. Siendo la educación la pieza clave de esta estructura de prevención y solución.

Nos parece relevante no solo abordar este tema por sus consecuencias sino por los antecedentes que podrían o han dado pauta a desarrollar este tipo de violencia, ya que la intervención a tiempo y/o prevención figura como uno de los objetivos primordiales de nuestra tarea como psicólogos. Aunado a esto la relación parental y social, piedras angulares de esta prevención, encaminados al propósito de una buena comunicación, enseñanza de valores, actitudes como la empatía fomentados en los adolescentes justamente en esta etapa, donde está en constante interacción con los otros,

Para futuras investigaciones se propone realizar algunos ajustes al procedimiento y no solo considerar la aplicación del cuestionario, sino también algunas preguntas, o una entrevista, explorando en otra muestra significativa, con alumnos de otras edades, de educación media superior o de primer grado de secundaria, para contrastar los resultados obtenidos en ambos grupos, y no solo plantear un estudio descriptivo sino con aplicaciones prácticas para contrarrestar efectos y antecedentes de este tópico.

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